Urgencias
4.9.22
Trabajaba como médico en una ciudad portuaria. Hacía guardias de veinticuatro horas en el hospital. Le gustaba montar en bicicleta y tocaba temas de Miles David a la trompeta. Y nunca antes de esa noche se había enfrentado a curar de urgencia a una sirena.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
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2 apostillas:
Asistir a una sirena debe de ser una experiencia mágica.
SAludos.
Muy bueno. Un abrazo
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