Urgencias

4.9.22



Trabajaba como médico en una ciudad portuaria. Hacía guardias de veinticuatro horas en el hospital. Le gustaba montar en bicicleta y tocaba temas de Miles David a la trompeta. Y nunca antes de esa noche se había enfrentado a curar de urgencia a una sirena.



2 apostillas:

Manuela Fernández dijo...

Asistir a una sirena debe de ser una experiencia mágica.
SAludos.

Albada Dos dijo...

Muy bueno. Un abrazo