Tonto el último

24.9.18



Aún lo recuerdo: «tonto el último». El grito de la chiquillería para salir corriendo de un lugar a otro y continuar con el alborozado planning de juegos infantiles.

Nunca lo entendí, especialmente cuando el último era yo, con pocos reflejos para las picardías de otros vecinos del barrio más avezados.

Aquella voz de mando me llegaba a molestar, más incluso, cuando le tocaba al más torpe del grupo. Me debatía en la duda de si correr para no ser el último o esperar al compañero retrasado que, por lo general, solía ser el más pequeño del grupo. Hubo ocasiones en las que surgían el espíritu rebelde y ni me molestaba en correr.

Asociar la pillería de la rapidez de salir corriendo con la listeza de ser el primero me sigue dando, ahora también, problemas, porque siempre son los más listos quienes llegan los primeros, aunque no los más capacitados, ni los más preparados y, sobre todo, los que tienen otros potenciales que para esta sociedad competitiva y, a veces cruel, no cuentan.



2 apostillas:

Albada Dos dijo...

Los que llegan primero, los que medran de golpe, pocas veces son los más capaces o inteligentes.Puede que sean listos, y en España el Lazarillo de Tormes sigue vivo, pero nada más, y en este país eso es suficiente, junto con padrinos, para llegar antes que los que están cualificados y preparados

Un abrazo

Ikana dijo...

Juegos de niños que luego son de adultos, pero más disimulados