Indemnizados

1.6.13



Dice Miguel de Cervantes que «pocas o ninguna vez se cumple con la ambición, que no sea con daño de terceros». Más los ambiciosos piensan que éstas son daños colaterales.



3 apostillas:

Joselu dijo...

No sé, no he pensado en lo que representa esta reflexión sobre el daño que implica a terceros nuestra ambición. En algún sentido sí, pero ¿qué significaría renunciar a la ambición? Sin ambición no serían posibles la mayor parte de los logros científicos y literarios, humanísticos y políticos. Sin duda tiene aspectos negativos, no vamos a negarlos. Pero este mismo blog tiene una suerte de ambición profunda e intensa… ¿hace daño a alguien? Supongo que hay formas y formas de realizar las referidas ambiciones. Pero sí es cierto que algunas implican dolor y padecimiento para los que acompañan al ambicioso.

Javier dijo...

Probablemente habría que prestar más atención a las palabras, esas que a diario usamos y de las que solemos abusar, y a su significado, y en este segundo término, más al real o normativo que al comúnmente aceptado. Porque, de así hacerlo, no nos quedaría más remedio que coincidir con el señor Cervantes.

En todos los contextos en que aparezca ambición, sustitúyase por cooperación, y veremos cómo y de qué manera se recoloca cada uno (entre los que tengan el suficiente seso para entender realmente ambos términos, claro).

Un abrazo

Juan Poz dijo...

A cierta edad, la ambición no es ya sino amvición...