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8.6.13



La soledad es como un pecio hundido en una marea humana, restos de ausencias y abandonos. Romain Rolland lo insinúa cuando dice que «todo verdadero hombre debe aprender a quedarse solo en medio de todos, a pensar por todos y, si fuera preciso, contra todos».



7 apostillas:

LA SOLEDAD dijo...

Coño, como Hitler.

María dijo...

Me parece que Romain Roland, no habla en absoluto de verdaderos hombres, habla de súper egos.

Alguien a quien en realidad no le importe nadie más que él y sus súper ideas:))


Muchos besos y feliz finde.

Joselu dijo...

Es una visión romántica del héroe, pero los seres de carne y hueso creo que no somos de esa pasta. No dejamos de ser frágiles y menos potentes que lo que sugiere esta reflexión harto generosa con los seres humanos.

Javier dijo...

Aunque su carácter solitario no deja de hacer sentir su peso en su pensamiento, el peligro de malinterpretar sus palabras es obvio, sobre todos entre quienes solo saben deletrear y afirmar rotundamente. A otros antes que él les pasó también -me viene a la cabeza inmediatamente Nietzsche, y Sócrates, por supuesto... Y a los que han sido después, ¿a quién le importa, Francisco?

Un abrazo

Juan Poz dijo...

Todo antes que con todos... La masa es el infierno, no el otro.

Antero dijo...

La soledad no es estar solo, desde luego.

Contra todos, sí, pero lo de por todos me acojona.

Cuantos más somos, menos soy.
Cuanto más soy, menos somos.

Abrazo.

Anónimo dijo...

Romain Roland fue maestro, pacifista y solitario. Un tímido joven al que no le gustaba enseñar. En 1915 fue galardonado con el premio Nobel de Literatura y en 1922 fundó la revista Europe.
Fue pacifista militante. En 1924, su libro sobre Gandhi contribuyó a su posterior reputación, y ambos se conocieron en 1931.

Durante la ocupación nazi, se aisló en una completa soledad.

Stefan Zweig, escribió en su biografía 'El hombre y sus obras', que era "la conciencia moral de Europa", durante los años de agitación y guerra en el Viejo Continente.