A la vuelta del día

17.4.12




—Tal como están las cosas, estoy por declararme de género neutro.
—No se nace mujer: se llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino.
—¿Es cuestión de determinación?
—El hombre no es ni una piedra ni una planta, y no puede justificarse a sí mismo por su mera presencia en el mundo. El hombre es hombre solo por su negación a permanecer pasivo, por el impulso que lo proyecta desde el presente hacia el futuro y lo dirige hacía cosas con el propósito de dominarlas y darles forma. Para el hombre, existir significa remodelar la existencia. Vivir es la voluntad de vivir.
—Eso es un destino individual, cada uno por su lado.
—El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.
—Estamos tan llenos de obsesiones...
—Es absolutamente imposible encarar problema humano alguno con una mente carente de prejuicios.
—Somos seres limitados.
—En sí, la homosexualidad está tan limitada como la heterosexualidad: lo ideal sería ser capaz de amar a una mujer o a un hombre, a cualquier ser humano, sin sentir miedo, inhibición u obligación.
—Tendremos que madurar sin perder frescura.
—¿Qué es un adulto? Un niño inflado por la edad.
—Eso es transgresor.
— Es lícito violar una cultura, pero a condición de hacerle un hijo.
—Me hace reír y eso me hace feliz, pero solo soy un ser anónimo, eso no importa.
—Las personas felices no tienen historia.
—Pero es bonito ser feliz.
—La belleza es aún más difícil de explicar que la felicidad.
—¿Es decepcionante envejecer?
—Las arrugas de la piel son ese algo indescriptible que procede del alma.
—Pero estamos obligados a morir.
—No hay muerte natural: nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y aún si los hombres la conocen y la aceptan, es una violencia indebida.
—Me parece un escándalo.
—Lo más escandaloso que tiene el escándalo es que uno se acostumbra.
—Da encanto hablar con usted señora Beauvoir.
—Encanto es lo que tienen algunos hasta que empiezan a creérselo.





15-M:« Yo soy mi sindicato»

«Da la impresión de que quienes diseñaron el indicador no sabían que hay cuatro operaciones aritméticas, porque en el PIB todo se suma» Manfred Max-Neef, economista

3 apostillas:

Míkel F. Deltoya dijo...

Pero Simone... no me hagas pensar en Simone

Joselu dijo...

Recuerdo el día en que murió Simone de Beauvoir. Comenzaba mi carrera docente. Ella, "Castor" como la llamaba Sartre, representó una época combativa e ideológica tan diferente de la nuestra en que solo mostramos perplejidad y pensamiento débil o recuperamos el de otras épocas más pródigas en fuerza intelectual. La dualidad Castor-Sartre no fue nunca mi marca personal. Me cautivó más la visión existencialista de Boris Vian en que se parodiaba a Jean Sol Partre en La espuma de los días. Pero admiro ese París y esa época en que occidente y Francia se consideraban el ombligo del mundo, y pensadores como Sartre o Beauvoir creían llegar hasta la última capa de la cebolla, aunque en realidad el tiempo los iba a olvidar. Hacía tiempo que no leía ninguna referencia a Simone de Beauvoir. La tenía por bastante olvidada aunque en su tiempo fue un mito.

Kim Basinguer dijo...

Yo preferia no tener historia...