Acudí hacia una aglomeración de personas curioso de saber lo que ocurría. Un hombre barbado, alzado en un banco, sermoneaba a los congregados. De su discurso pude escuchar:
«Nadie tiene lo que se merece si ese merecimiento es la humillación, la penuria, la angustia la desesperación. Nadie lo tiene si le cargan con las indignidades, las tropelías y los abusos de otros. Nadie se merece padecer la mentira del mundo. Ya es demasiado con soportar la obscenidad del poder y su modo opresor. Quienes han sido engañados no merecen ser castigados con la desesperanza y la resignación. Ni condenados a vivir penados por algo que no hicieron. No deben cargar con una culpa que no es suya aunque inculpado sin saberlo».
Me alejé del lugar mientras pensaba que estos filósofos de la calle están tocados por la mano del lirismo y la epopeya.
15-M:«
Por qué usar el machismo cuando puedes usar la imaginación»
«Retener las propias convicciones no es incompatible con abandonar una actitud tradicional de rivalidad y hostilidad hacia las personas cuyas convicciones difieren de las nuestras.» Arnold J. Toynbee
1 apostillas:
Algunas costumbres son las mismas aquí o hace veintiocho siglos.
Saludos y letras.
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