Renuncias

28.2.06

Visito a un enfermo moribundo y luego de marcharme pienso que la muerte es el único acto irrenunciable de nuestra vida. Recuerdo entonces una cita de Emile Cioran en la que se puede leer que «la renuncia es la única variedad de acción no envilecedora». Por ello habría que concluir que no hay nada más vil que la muerte, pero no es así porque por encima de ella está el hecho humano de la pena de muerte.

1 apostillas:

Anónimo dijo...

Tema muy fregado por cierto, a la muerte se la toma como es venga de donde venga pobre de ella que tiene que cargar con nosotros para recien empezar a vivir de a de veras...

Un abrazo