El baile de la realidad

7.3.24

 

En el escenario de la existencia, la realidad se presenta como un velo tejido por la mente, una danza entre la clarividencia individual y la objetividad universal. Bajo la luz de la reflexión, surge la pregunta: ¿qué es real y qué es ilusorio? ¿Somos meros espectadores de un drama cósmico o cocreadores de la realidad que habitamos?

El budismo, con su mirada introspectiva, nos invita a desentrañar los misterios de la percepción. Según esta tradición, la única verdad inmutable es la conciencia. El mundo que experimentamos, desde los extensos mares hasta las hojas que caen, es una proyección mental, un lienzo donde la mente pinta sus propias imágenes. Esta idea, que desafía los discernimientos acordados, nos impulsa a explorar la naturaleza de lo experimentado.

El neurocientífico Anil Seth, desde un enfoque empírico, aporta otra perspectiva a la ecuación. Afirma que la realidad que percibimos es una alucinación controlada que nuestro cerebro establece para ayudarnos a interactuar con el mundo. Esta confusión se basa en la información sensorial, pero también en nuestras expectativas, creencias y experiencias previas. Es como si cada uno de nosotros tuviera una cámara interna que filtra la realidad a través de un lente personal.

Un proverbio árabe nos recuerda que los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego. La realidad no se limita a lo que vemos, sino que se define por la interpretación que nuestro cerebro hace de ello. La mente, como un director de cine, toma las imágenes del mundo y las transforma en una película personalizada.

Sin embargo, la realidad no es un mero producto de la mente. Existe una base objetiva: las leyes de la física, la naturaleza, los átomos que conforman la materia. Estos elementos trascienden nuestras sensaciones individuales y nos conectan con una realidad compartida.

En la danza entre la mente y el mundo, la realidad se convierte en un enigma fascinante. La ciencia y la filosofía nos ofrecen herramientas para explorarla, pero nunca podremos esclarecer su misterio por completo.

En este baile de perspectivas, podemos encontrar la magia de la alucinación compartida que designamos vida, donde cada persona, con su lente exclusiva, aporta a la creación de una realidad colectiva, un tapiz tejido con los hilos de la experiencia individual y la objetividad universal.

En la búsqueda de la verdad, la mente se convierte en un bastidor donde la realidad se pinta con los colores de la apreciación y el aprendizaje, y cada individuo, con su pincel único, contribuye a la obra maestra total de la existencia.



3 apostillas:

Albada Dos dijo...

Lo que uno perciba, sea o no una realidad compartida universal o no, es la que cada quien vive. En verdad la mente es tan poderosa que existen las alucionaciones, por ejemplo, y la negación ai instinto de supervivencia en los suicidios, así que mientras estemos en armonía con lo que percibimos, vamos bien.

Un abrazo

Ana dijo...

Últimamente no le dedico tiempo a los blogs pero leí las primeras líneas de esta entrada y saco unos minutos para dejar mi impresión. No podría estar más de acuerdo con lo que planteas, para mi es tal cual, interpretamos la realidad en función de lo que tenemos en mente y eso conforma nuestra verdad, única y personal. Y con la suma de realidades de todos los que habitamos este planeta se crea la conciencia colectiva, más armónica o distorsionada según la zona y época. Además, no me cabe duda de que hemos venido a experimentar y que lo hacemos lo mejor que sabemos según la información que tenemos en un momento dado, con suerte, en mentes especialmente abiertas, escuchando la propia voz interior que es más sabia que el batiburrillo mental.

Ha sido un placer acercarme a tu espacio y comentar, lástima de que no dispongo de mucho tiempo para detenerme a explorarlo como se merece, cuando se pueda seguramente lo haré.
Un abrazo Francisco!!

Joselu dijo...

Vemos el mundo y la realidad tal como somos nosotros. No hay realidad sin ser contemplada desde un punto de vista subjetivo. ¿Existiría un universo sin que ninguna conciencia pudiera contemplarlo?

Hablas de las leyes de la física como constantes reales de un universo objetivo, pero es que hasta esto es conflictivo. El color es subjetivo, el movimiento es relativo, la indeterminación rige para el mundo subatómico. ¿Es acaso el universo producto de nuestra mente? En todo caso, no podemos percibirlo fuera de ella. Y no podemos experimentar lo que sería verlo desde otra mente diferente. En la mente hay modelos que crean proyecciones sobre lo que vemos y vemos lo que conocemos previamente y pasa desapercibido lo que no tenemos dentro de nuestros circuitos neuronales.

Es sorprendente la confluencia de la neurociencia que viene a decir que la realidad es ilusoria porque es percibida por un cerebro que es una quimera con la filosofía oriental, sea el mundo del vedanta, el taoísmo o el budismo. Esto me fascina. Lo que está descubriendo la investigación sobre la conciencia, hace más de dos mil quinientos años que ya lo dijeron en China, Tibet, India...