Al final de la clase

17.3.18



Despreocupados, gamberros, desconectados de la dinámica que enseñaban en el aula, los últimos de la clase nos divertíamos bárbaramente, riéndonos de todo cuanto ocurría en nuestra formación. Hasta que un día un profesor me sentó en la primera fila y me obligó a aportar lo que llevaba dentro. Desde entonces y hasta ahora, siempre he intentado aportar lo mejor de mí, no sin ciertos errores y muchas dudas, para compartirlo desinteresadamente con los demás. Por eso siempre me gusta poner a las personas delante de todas las cosas y que saquen su excelencia interior.



1 apostillas:

María dijo...

Sin duda tú, mi querido Francisco, te colocaran donde te coloran en clase has sido y eres el primero en generosidad, aquí al menos, sin ninguna duda. Mil gracias por seguir compartiendo y resistiendo ; )


Muchos muchos besos y feliz finde!