Escribidor

9.4.15



Isak Dinesen escribía un poco cada día «sin esperanza y sin desesperación». Así, como quien se desliza por un suave tobogán de tiempo dispuesto a caer tras un placentero viaje. Dos premisas, las de Dinesen, a tener en cuenta, porque quien nada espera es dueño de todo y quien no desespera es amo de su sosiego. Y es cuando la escritura se convierte en una compañera del camino.



3 apostillas:

Juan Poz dijo...

Disculpa que, con todo el afecto del mundo, te corrija: la escritura ES el camino...

Joselu dijo...

Isak Dinesen, una interesante dama que vivió en una granja en África, cuando ese continente era amable para el colonialismo europeo y ella era la Señora de unos sumisos africanos: tuvo, es cierto, hermosos sentimientos que le estaban permitidos en su holganza doméstica y laboral. Y es muy cierto que de los ociosos salen caudales de filosofía, de saber. Los que trabajan de sol y sol tienen menos posibilidades de hacer metafísica.

Isabel dijo...

Si alguna vez quieres saber lo que pienso, solo tienes que dejar de escribir