Lo vi en una feria del libro entre los saldos y lo debería haber comprado. Ahora no recuerdo ni la editorial ni el nombre del autor quien proclamaba que se trataba de un manual de autoayuda para esa nueva “casta social” que se denominan blogueros.
De lo que pude leer en su contraportada recuerdo, más o menos, que venía a decir que una buena carga de morbo no lo vendría mal a una bitácora.
En Cómo escribir un blog y ser famoso se recomendaba colocar muchos vídeos de YouTube; agregar etiquetas con palabras como wiki, friki, weblog, blog; algunas chorradas simpáticas rebuscadas en el ciberespacio y copiar, pegar y recortar cuantos contenidos se vieran interesantes en otros blogs mencionando o no su autoría.
En caso de no obtener una rentabilidad inmediata con estas estrategias, el autor aleccionaba cómo criticar, abiertamente, a las bitácoras más famosas, si antes no se había podido conseguir la amistad o el padrinazgo de alguna de ellas. Otra salida era organizar una romería de comentarios por la blogosfera.
Sí recomendaba el autor como imperativo tratar de utilizar los grandes medios de comunicación generalistas: prensa, radio, televisión como plataforma publicitaria. Para lograrlo buscar contactos dentro de ellos, hacer amigos, hacer la pelotea.
Tampoco hay que espantarse, es lo que también ocurre en la realidad no virtual.