Consuelo

9.8.05




Me la encuentro pasado un tiempo tras el accidente de tráfico que acabó con la vida de su joven hijo. Nos saludamos con la mirada porque hay momentos donde sobran las palabras.
−Una pierde a los seres queridos pero no debe perder lo que sentía hacia ellos −me confiesa casi con lágrimas en los ojos−. Cada mañana hago cosas que sé que a él le gustaba verme hacer, no sé algo como sonreír, cocinar, dar largos paseos…
Después hay un silencio.
-Mi corazón ahora es un vaso de agua y su recuerdo como una bolsita de té que mojó para que me impregne de su presencia.



Olvidar un amor

6.8.05


Según una fórmula matemática, el tiempo para olvidar a alguien que nos ha dejado es igual a la mitad del tiempo que hemos convivido con esa persona, pero nunca más allá de tres años. Al parecer es el periodo necesario para que volvamos a querernos de nuevo.

Reciclaje

5.8.05


La música rock surgió bajo el espíritu de la juventud, la rebeldía, la libertad y el cambio de patrones sociales. Fue una bandera para renovar las viejas formas del mundo. En cambio, mientras ojeo un catálogo musical observó que la mayoría de los nombres llevan 40, 30, 20 años en el éxito y la actualidad. Me pregunto entonces si este reciclaje musical se debe a que no surgen nuevos rockeros con aquel espíritu o, simplemente, el dinero da la felicidad, porque jubilarse la mayoría no se jubila.

Leyenda urbana: la medusa

4.8.05


El último mito urbano es el de una niña que murió hace unos días tras ingerir una medusa. La imaginación colectiva lo ha hecho circular a una velocidad inusitada. La versión de lo sucedido, no sé sabe bien en qué playa, es que una niña de corta edad se echó un cubo de agua por la cabeza y la medusa entró por su boca con la consiguiente muerte de la pequeña.

El encuentro

3.8.05


−¿Cómo te va?−. Le preguntó un viejo amigo a otro tras encontrarse después mucho tiempo.
−Dejé a mi mujer después de veinte años y ahora vivo con otra veinte años más joven que yo.
El amigo sonrió.
−Tú sí que sabes, bribón −le dijo−.
−No, no, que va −respondió mientras miraba al infinito−, ahora es cuando no sé nada.

El engaño de las palabras

2.8.05


Conocí en cierta ocasión a dos personas, una creyente y de pensamiento conservador y la otra, agnóstica y liberal. Ambas solía entablar largas y pacíficas discusiones sobre sus puntos de vista, diametralmente opuestos, de la realidad. Nunca dejaron de saludarse, ninguna le deseo mal a la otra ni hizo nada por dañarla y mantuvieron su amistad largo tiempo.
En cambio cada una de ellas hubo de padecer lo suyo, precisamente, entre los correligionarios de sus ideas, aquellos que se suponían más cercanos a lo que ellos pensaban y con lo que estaban de acuerdo. Ambas aprendieron, entonces, a medir al resto de los humanos no por sus proclamas, no por aquello que decían que eran, sino por cómo actuaban.
Cada mañana nos vestimos con un traje de bonitas palabras que lucimos todo el día, pero es al anochecer cuando estamos desnudos y sólo llevamos puesto aquellos actos cometidos.

Recreo

1.8.05


Nos da por pensar que las vacaciones resolverán gran parte de nuestros asuntos pendientes, pero no vemos que somos como el burro tras la zanahoria. Siempre volvemos en septiembre.