Fuimos compañeros en un piso de estudiantes y llevaba años sin verle.
―¿Cómo te va de psicólogo? ―le pregunté.
―Bien —me dijo―, pero dejé la Psicología porque antes que dedicarme a los desórdenes de la mente ajena preferí centrarme en los míos. Ahora soy escritor de libros de autoayuda.
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