—¿Sabes? Siempre me ha parecido
curioso eso que pasa con los músculos cuando te ejercitas.
—¿El dolor del día
siguiente?
—Sí, pero no el dolor en sí. La
causa. Se llaman micro roturas fibrilares. Pequeñas lesiones en las fibras que,
al sanar, hacen que el músculo se desarrolle más.
—¿Y eso a qué viene?
—A que creo que en el amor pasa
algo parecido. Cada discusión, cada malentendido, cada decepción... son como
micro roturas sentimentales.
—¿Roturas del alma, dices?
—Sí. Pequeñas fisuras que no se
ven, pero que están ahí. Y si las cuidamos, si las hablamos, si las curamos
juntos... el vínculo se vuelve más resistente.
—Pero si no se atienden…
—Entonces se acumulan. Como en el
cuerpo: si fuerzas sin descanso, sin escuchar el dolor, acabas rompiéndote en
serio.
—Nunca mirado desde ese punto de
vista.
—Yo tampoco, hasta que empecé a
sentir esas agujetas en el corazón y no en los músculos.
0 apostillas:
Publicar un comentario