Elongaciones
21.4.25
Etiquetas: aforismo, pensamiento, tiempo
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Etiquetas: aforismo, pensamiento, tiempo
Escribimos para no dejar de ser quienes somos.
G. Deleuze:
«Quizá soy transparente y ya estoy solo sin saberlo...»
Thomas Szasz:
«Si tú hablas a Dios, estás rezando; si Dios te habla a ti, tienes esquizofrenia. Si los muertos te hablan, eres un espiritista; si tú hablas a los muertos, eres un esquizofrénico»
Chuang Tse:
«Aquel que con inocencia viene y con sencillez se va»
Marco Aurelio:
«Toma sin orgullo, abandona sin esfuerzo»
Albert Camus:
«La gente nunca está convencida de tus razones, de tu sinceridad, de tu seriedad o tus sufrimientos, salvo sí te mueres»
Charles Caleb Colton:
«Hasta que hayas muerto no esperes alabanzas limpias de envidia»
León Tolstoi:
«A un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa»
Voltaire:
«La duda no es un estado demasiado agradable pero la certeza es un estado ridículo»
Mahmoud Al-Tahawi:
«La perfección es el pecado de los vanidosos. La torpeza la virtud de los indefensos»
Fénelon:
«Huye de los elogios, pero trata de merecerlos»
Antón Chéjov:
«Las obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No conozco ningún otro criterio»
Bukowski:
«Que no te engañen, chico. La vida empieza a los sesenta»
3 apostillas:
Debe de haber pensamientos y pensamientos porque yo no hallo en mí esa capacidad que señalas y que no encuentro sino en los sueños que para Federico Fellini eran nuestra única vida real.
este aforismo encierra una verdad fascinante sobre cómo la mente humana distorsiona lo que creemos objetivo.
El tiempo cronológico es inflexible, pero nuestra percepción lo vuelve elástico. Un minuto de aburrimiento en una sala de espera pesa más que una hora de conversación apasionada. La neurociencia lo confirma: el cerebro procesa el tiempo según emociones, atención y memoria.
Hay ecos filosóficos aquí: desde San Agustín (quien cuestionó la existencia del tiempo fuera de la mente) hasta Bergson, que distinguía entre el tiempo medible y la duración subjetiva. Incluso el arte juega con esto: un instante capturado en un poema o una canción puede sentirse eterno.
El aforismo, en el fondo, es un recordatorio de nuestro poder creativo: aunque no controlemos el reloj, somos dueños de cómo lo habitamos. Como escribió Borges: "Yo soy el tiempo, el sangre, los acordes / que el espejo repite".
Desde la perspectiva de Carlo Rovelli en "El orden del tiempo", el aforismo "El pensamiento es tan prodigioso que puede aligerar o lentificar el tiempo" toca una cuestión central: nuestra *experiencia* subjetiva del tiempo, aunque no describe la naturaleza física del tiempo según la física moderna.
Rovelli dedica gran parte de su obra a desmantelar nuestra concepción intuitiva y familiar del tiempo como un flujo universal, uniforme y absoluto. Explica que, según la física contemporánea (relatividad y gravedad cuántica), el tiempo no es una entidad única y homogénea.
**Relatividad del Tiempo:** El tiempo transcurre a ritmos diferentes dependiendo de factores físicos como la gravedad y la velocidad. Pasa más rápido en una montaña que a nivel del mar y más lentamente para un objeto en movimiento rápido en comparación con uno estacionario. No existe una duración única entre dos eventos, sino múltiples duraciones posibles.
**Ausencia de un "Ahora" Universal:** El concepto de un presente universal ("ahora") que sea el mismo para todos y en todas partes no se sostiene; es una noción local.
**El Tiempo como "Desenfoque" o "Ignorancia":** Nuestra percepción de un tiempo lineal y uniforme surge de una visión "desenfocada" de la realidad, ignorando los detalles a nivel microscópico donde las ecuaciones fundamentales de la física cuántica no requieren una variable temporal como la entendemos. En este sentido fundamental, Rovelli llega a cuestionar la existencia misma del tiempo como elemento básico del mundo.
Si bien Rovelli argumenta que el tiempo físico no es lo que percibimos, sí aborda cómo surge nuestra experiencia del tiempo. Conecta esta experiencia con nuestra constitución como seres humanos, específicamente con el funcionamiento de nuestro cerebro, la memoria (registro del pasado) y la anticipación (predicción del futuro). Nuestro "mirar", nuestra perspectiva y la forma en que procesamos la información dan forma a nuestra sensación del paso del tiempo.
Rovelli probablemente interpretaría el aforismo como una descripción acertada de la *experiencia psicológica* del tiempo. El pensamiento, las emociones, la concentración o el aburrimiento ciertamente pueden hacer que *sintamos* que el tiempo se acelera ("aligera") o se frena ("lentifica"). Esta es una característica real y poderosa de nuestra conciencia.
Sin embargo, desde la física que expone Rovelli, este "aligerar" o "lentificar" es un fenómeno subjetivo, ligado a nuestra percepción y procesos mentales, no una alteración del tiempo físico fundamental, cuya tasa de flujo está determinada por la gravedad y la velocidad. El "prodigio" del pensamiento reside en su capacidad para moldear nuestra *percepción* del devenir, no en modificar las propiedades físicas del espaciotiempo. El tiempo que experimentamos surge de nuestra interacción con el mundo y de cómo nuestro cerebro ordena los eventos, más que de una propiedad fundamental e independiente del universo.
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