Auténtico

4.5.25


Siempre solía presumir de ser un tipo auténtico porque desde pequeñito le enseñaron a practicar la verdad. No mentía, no fingía, no adornaba sus discursos. Aprendió a mirarse al espejo sin pestañear, a confesar sus miserias con precisión quirúrgica y a desarmar cualquier emoción hasta volverla transparente.

Fue un día que decidió escribir su autobiografía cuando, ¡oh maravilla! entendió que no sabía quién era. Así cada recuerdo parecía contado por alguien más, una voz que sonaba sincera, pero ajena.

Sospechó entonces que por tanto empeño en ser honesto, había acabado inventándose un personaje incorruptible. Y lo peor que al interpretarlo tan bien no podía dejar de creerlo.


3 apostillas:

José A. García dijo...

Fingir es el primer paso, siempre.

Saludos,
J.

Joselu dijo...

Me parece este microcuento que tiene una base autobiográfica muy directa. O así parece leído desde fuera.

El textilereador dijo...

¿Uno es como cree que es o como los demás crees que eres?