Autoría

16.12.25


Este texto que ahora lees no lo he escrito yo, se lo he pedido a una inteligencia artificial. Puedes creerlo o no, pero es cierto. Y, dicho esto, aparece la pregunta incómoda de si importa quién escribe cuando lo escrito, escrito está ¿Pesa más la mano que sostiene el lápiz o la huella que deja la frase en quien la lee? Durante siglos confundimos autoría con garantía, firma con verdad. Hoy el texto llega sin cuerpo, sin biografía, sin temblor visible, y nos obliga a leer sin coartada. Tal vez el aprecio o el desprecio no dependan del origen, sino del efecto, ya que si algo nos toca, nos incomoda o nos acompaña, ha cumplido su función, venga de donde venga. Quizá la inteligencia artificial no escriba pero nos devuelve la pregunta de por qué seguimos leyendo. Y en esa duda, donde no importa saber el autor, se juega, otra vez, la dignidad del lenguaje, quieras o no.


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