Mostrando entradas con la etiqueta mujer. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mujer. Mostrar todas las entradas

Cenicientos

7.10.20



Una de las imágenes que más tristeza me ocasionaba, en la época que cerraba las noches con el amanecer, era la de una mujer de rostro hermoso que parecía desencajada en aquel fresco que pintaban las madrugadas, dibujado con figuras diletantes de los últimos tugurios abiertos. Su mirada parecía decir que aquel no era su sitio. Después pude saber que esperaba a que su marido terminara de trabajar cuando cerraba el prostíbulo que gestionaba.



Anomalía temporal

29.4.19



Cada mañana, nada más levantar el día, mientras preparaba mis clases de bachillerato observaba desde la ventana a aquella mujer. Barría con paciencia el trozo de acera de su vivienda y luego, con un paño blanco en sus manos, limpiaba con extenuante parsimonia cada tramo del enrejado de su porche, sin detenerse ni hablar con nadie. Su presencia casi enigmática me hacía intuir que dentro de ella habitaba una peculiar concepción de una realidad pudibunda e higiénica, regida por unas normas que rayaban en un trastorno de personalidad y trataba de aislar a sus hijos de la sociedad contagiosa. Las noticias que después me llegaron de esta mujer así lo confirmaron, mientras su imagen cíclica volvía a ejercitarse en la pulcritud de su morada durante décadas. Tras sufrir una crisis de salud fue internada en una residencia para mayores que necesitan atención, donde falleció hace unas semanas. 

Hoy he visto a su hija en el mismo lugar, realizando con idéntica precisión las mismas tareas de su madre. Por un momento he pensado que se estaba produciendo una singularidad en el tiempo.



Testosterona virtual

7.3.13



Internet ha cambiando muchas cosas en nuestras vidas tales como el hecho de eliminar algunas estructuras jerárquicas en las relaciones personales. Otras, en cambio, parecen inalterables y pendientes de una evolución.

Un ejemplo es la Wikipedia donde sólo un nueve por ciento de quienes editan los contenidos de la famosa enciclopedia digital son mujeres. Ello provoca que muchos temas femeninos tengan una mínima representación en una era digital que debería aspirar a ser más igualitaria. 

Hay quien dice que la Wikipedia tiene exceso de testosterona.



Diabluras

29.4.11



Representado con un libro en sus manos, Dantalion es uno de los setenta y dos demonios descritos en Ars Goetia. Con capacidad para enseñar todas las artes y las ciencias, puede revelar cualquier secreto y conocer el pensamiento de todos los seres que pueblan la Tierra, a quienes puede manipular a placer. Una potencialidad peligrosa, sin lugar a dudas, si cayera en manos de los poderosos y los políticos.
Posee la facultad de reconocer el rostro de todos los hombres y mujeres, un prodigio con el que poder saludar con gesto vecino a la humanidad entera.



Dos amigas

22.3.11



—Este es el siglo de las mujeres.
―Y qué vamos a hacer con tanto tiempo.
―Además de reparar todas las desigualdades lograremos que el poder tenga más rostros femeninos.
―Y piensas que si las mujeres mandan el mundo mejorará.
―Seguro, será muy diferente al de los hombres.
―Leí, en alguna revista, que lo más que han conseguido las mujeres es acostarse con el hombre que quieran.
―Eso es una exageración.
―Vale pero también es verdad que algunas mujeres lo que han logrado es igualarse a los hombres en los aspectos más soeces.
―Bueno porque el ser humano un fondo común sea cual sea su género.
―También muchas mujeres son quienes validan cuestiones tan alienantes como la religión o la moda.
―Algo que no impiden a otras hacer todo lo contrario.
―Eres una optimista.
― Y por qué no, quizás valga la pena.



Judith

17.12.10



Ese es el nombre de una joven mujer nigeriana de apenas treinta años. Parió en el mar —cerca de la isla de Alborán— una niña a la quiso llamar Felicidad. Foco de atención de todos los medios de comunicación, a Judith lo que más le maravilló mientras estuvo internada en el hospital fue que de un grifo saliera agua corriente y con un interruptor se encendiera una luz, dos de los gestos más simples y cotidianos en esta sociedad.

En cambio los niños nativos de la era digital, esos que cumplen sus deseos a golpe de clic de ratón, son incapaces de valorar tanto prodigio. Definitivamente, caminamos hacia una sociedad mutilada, a la que le han extirpado su capacidad para valorar aquello que le rodea.



Aflicción

26.5.07


Siempre he sentido que lavar los platos da mucha tristeza aunque no sé a qué es debido. Ahora sé que también dan ganas de arrojarse al vacío como hizo una mujer, hace unos días, desde un décimo piso.

Lapidación

23.5.07


Escuché contar a mis mayores que, en las primeras décadas del siglo veinte, una mujer fue acusada y condenada por arrojar a la acequia a un hijo recién nacido. Antes de ingresar en prisión fue paseada en un carro por las calles del pueblo para que, ante la vista de todos, sirviera de escarnio su crimen. El momento fue aprovechado por muchas personas para apedrear a la rea.

Una variación moderna de ese atavismo son los populares programas de la llamada telebasura.

La máquina del deseo

13.4.07




Cada fin de semana al salir a tomar copas mi amigo me repetía, como en una especie de ritual, que en algún lugar de esta o de otra ciudad, estaba seguro había una mujer afín a él, cuyo encuentro desembocaría en una noche plena de amor.

Siempre pedía lo mismo: un artilugio capaz de averiguar quién era y dónde estaba. Algo que de tan sólo imaginarlo lo hacía feliz.



Amantes

11.4.06




En general, las mujeres son mejores amantes que los hombres. Ejercitan más la paciencia y la perseverancia. Y como buenas amantes tanta dedicación las inclina, en algunas ocasiones, hacia los celos de cualquier cosa que pueda restarle atención al objeto amado. François de la Rochefoucauld escribió: «En cierto modo los celos son algo justo y razonable, puesto que tienden a conservar un bien que nos pertenece o que creemos que nos pertenece, mientras que la envidia es un furor que no puede tolerar el bien de los demás». En la cara opuesta están quienes exprimen la esencia del amado hasta volatilizar su condición.