Mostrando entradas con la etiqueta Gilbert Keith Chesterton. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gilbert Keith Chesterton. Mostrar todas las entradas

El hombre eterno

24.2.16



—Señor Chesterton, vivimos en la sociedad del disimulo.
—A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.
—¿Debemos elegir qué máscara ponernos?
—Desear la acción es desear una limitación. En este sentido todo acto es un sacrificio. Al escoger una cosa rechazamos necesariamente algunas otras.
—¿Dónde está el límite?
—El juego de ponerse límites a sí mismo es uno de los secretos placeres de la vida.
—La delectación está en el juego.
—En todo placer y goce de la vida hay algo ficticio, como un esfuerzo o propósito personal para conseguir que aquello nos dé de veras satisfacción. Esta es la impureza del placer y, al mismo tiempo, una ley de vida.
—¿Y el discernimiento?
—La madurez hace al hombre más espectador que autor de vida social.
—¿Y ese mal de todos los tiempos que es el fanatismo?
—La intolerancia puede ser definida como la indignación de los hombres que no tienen opiniones.
—¿Y la vulgaridad?
— La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta.
—Mejor callar entonces.
—El silencio es la réplica más aguda.
—Y la trascendencia la más lerda. 
—Donde acaba la biología, empieza la religión.



La escritura de la felicidad

18.2.14



—¿Alguna vez fue usted Jueves?
—A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.
—O que se ha propuesto ser, señor  .
—El juego de ponerse límites a sí mismos es uno de los secretos placeres de la vida.
—Eso es un aprendizaje.
—La única educación eterna es ésta: estar lo bastante seguro de una cosa, para atreverse a decírsela a un niño.
—A los niños no paran de contarles cuentos, ahora más con los medios de comunicación.
—El periodismo consiste en buena medida en decir "Ha muerto el señor Jones" a gente que no sabía que existiera un tal señor Jones.
—La gente es crédula, lo cree todo.
—Lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios no es que ya no crean en nada, sino que están dispuestos a creer en todo.
—Vivimos entre contradicciones.
—Siempre se ha creído que existe algo que se llama destino, pero siempre se ha creído también que hay otra cosa que se llama albedrío. Lo que califica al hombre es el equilibrio de esa contradicción.
—Eso o su estupidez.
—Es una prueba de cortesía escuchar disquisiciones sobre cosas que se conocen bien, de quien las ignora en absoluto.
—Ante eso lo mejor es callar.
—El silencio es la réplica más aguda.
—Es ley de vida.
—En todo placer y goce de la vida hay algo ficticio, como un esfuerzo o propósito personal para conseguir que aquello nos dé de veras satisfacción. Esta es la impureza del placer y, al mismo tiempo, una ley de vida.
—Lo que más nos satisface son los sueños.
—Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina.