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Abdicar

17.7.12




—¿No fue muy afortunada en su vida?
— La grandeza no consiste en hacer todo aquello que se quiere, sino en querer todo aquello que se debe.
—¿Sabemos cuándo somos grandes?
—La grandeza y el amor son como los perfumes; los que los llevan apenas los sienten.
—Habla de amor pero usted no se casó.
—Las monjas y las mujeres casadas son igualmente infelices, pero de distinta forma.
—No le gustaban los hombres.
—Me encantan los hombres, no porque sean hombres, sino porque no son mujeres.
—Extraña sensibilidad femenina.
—Somos más sensibles a los males que aquejan este mundo que a los bienes que lo adornan.
—¿Eso no es frustrante?
—Los hombres desaprueban, por lo común, lo que son incapaces de ejecutar.
—¿Cobardía o mediocridad?
—Es necesario tratar de superarse siempre; esa tarea debe durar toda la vida.
—Habla de conocimiento.
—La sabiduría es el pilar del reino.
—Y la necedad quien lo hunde.
—Los tontos son más peligrosos que los ateos.
—¿Algún método para desactivarlos?
—El secreto de poner en ridículo a las personas reside en conceder talento a aquellos que no lo tienen.
—Me ha dicho que es de Suecia y que se llama Cristina. ¿Le ha encontrado sabor a la vida?
—La vida se convierte en inútil e insípida cuando dejamos de ser amigos o enemigos.
—Y que tiene un resumen.
—La vida es un tráfico donde se balancean las pérdidas y las ganancias.