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Día del lector

23.4.17



El Día del Libro es una fábula más de los intereses mercantiles que disfrazan las instituciones culturales. El pretexto para su celebración de que Cervantes y Shakespeare murieron un 23 de abril, no es cierto, aunque si hubiera nacimientos y fallecimientos de otros autores en esa fecha. 

En un mundo donde se publica un nuevo título cada veinte segundos y existen más de 130 millones de obras diferentes, lo heroico es leer y la proeza la realizan los lectores.



Prédica cervantina

3.3.15



—Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre, cada individuo es una variedad de su especie.
—No es a usted solo, don Miguel, a quien le pasa eso.
—No sea siempre riguroso ni siempre blando y escoge el medio entre estos dos extremos; que en ello está el punto de la discreción.
—Ya lo intento. 
—Y recuerda: para dar y tener, seso es menester.
—Y más en estos tiempos que dan miedo.
—Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
—Se debe, sí, más caer en la necedad.
—Quien necio es en su villa, necio es en Castilla.
—Le oigo con atención.
—Se lento con la lengua y rápido con el ojo.
—Su consejo recojo.
—Se breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.
—Aplicado seré en ello.
—La hermosura que se acompaña con la honestidad es hermosura, y la que no, no es más que un buen parecer.
—Porque no hay que distanciar la ética de la estética.
—Tal vez en la llaneza y en la humildad suelen esconderse los regocijos más aventajados.
—Completamente de acuerdo, porque en ellos crecemos y no menguamos.
—Un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus hechos.
—Y este es un tiempo de acción y no de palabras.




Indemnizados

1.6.13



Dice Miguel de Cervantes que «pocas o ninguna vez se cumple con la ambición, que no sea con daño de terceros». Más los ambiciosos piensan que éstas son daños colaterales.



Locos

6.12.06



Shakespeare escribió: «La vida no es más que una sombra que pasa. Un pobre actor que se mueve aparatosamente y sufre su hora sobre el tablado y de quien luego nada se sabe: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, sin ningún sentido».

Cervantes armó a un loco contra el mundo deforme. Más tarde Faulkner puso a un idiota a que contara la historia del ruido y la furia. Kennedy dejó hablar a Ignatuis.

Los libros están llenos de locos que nacieron de cabezas cuerdas.